Un hombre se quejaba de un fuerte dolor en el hombro y un amigo le dice,
"Hay una computadora en la farmacia que puede diagnosticar cualquier cosa, mucho más rápido y más barato que un doctor. Pones
una muestra de tu orina y la computadora te diagnostica tu problema, y te sugiere qué hacer. Además, sólo cuesta 5 pesos".
El hombre llenó un frasco con orina y fue a la farmacia. Encontró la computadora y puso la muestra de orina dentro
de la máquina. Luego depositó los $5 en la ranura. La computadora comenzó a hacer ruidos, a encender y apagar varias luces,
y luego de una pequeña pausa, por una ranura salió un papel que decía:
Ud. tiene hombro de tenista Frote su brazo
con agua caliente y sal No haga esfuerzos físicos de magnitud En dos semanas va a estar mucho mejor
Más tarde,
decidió probar si la computadora podía ser engañada. Mezcló agua de la canilla, un poco de caca del perro, un poco de pis
de la hija y su mujer. Para terminar, se masturbó y puso su semen en la extraña mezcla. Fue a la farmacia, encontró la computadora,
y le puso la mezcla, además de los $5. Después de los sonidos y luces de rigor, la máquina imprimió el siguiente análisis:
Su agua es demasiado impura: Cómprese un purificador Su perro tiene parásitos: Déle vitaminas Su hija se droga:
Intérnela en un instituto de rehabilitación Su esposa está embarazada: Y no es suyo. Consiga un abogado Y si no deja
de masturbarse, no se le va a curar nunca el hombro.
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Un tipo que decide comprar una mascota ve a un loro colgando, cabeza
abajo, de un palo; se le queda mirando y dice en voz alta:
"Vaya, ¿qué le habrá pasado a este loro?"
"Yo nací
así: soy un loro sin patas", dice el ave.
"¡Je, je! Me pareció como si este pájaro hubiera entendido lo que dije y
me hubiera contestado".
"Claro que entendí lo que dijiste. Soy un loro sumamente inteligente y muy culto".
"¿Ah,
sí? Entonces contéstame esto: ¿cómo te cuelgas del palo, si no tienes patas?"
"Bueno, verás, me da un poco de vergüenza,
pero ya que has preguntado, te lo voy a decir: uso mi pene como gancho y lo enrollo en el palo, no puedes verlo porque lo
cubro con mis plumas".
"¡Increíble! ¿Realmente puedes entender lo que dice la gente y contestar?"
"Claro que
sí, hablo español e inglés. Puedo conversar sin mayores problemas casi sobre cualquier tema: política, religión, fútbol, química,
filosofía... y soy especialmente bueno en ornitología. Deberías comprarme, soy un excelente compañero".
El hombre mira
la etiqueta del precio ($200) y masculla:
"Ese precio es demasiado para mí".
"Pssst", le llama el loro moviendo
un ala para que se acerque. "Nadie me quiere porque no tengo patas. Ofrécele al dueño $20".
El hombre ofrece los $20
y sale de la tienda con el ave. Pasan las semanas y el loro es sensacional, gracioso, interesante, un excelente amigo, entiende
todo y hasta da muy buenos consejos. Su dueño está feliz con él. Un día, el hombre llega de trabajar y el perico lo llama:
"Pssst",
moviendo un ala para que se acerque.
El tipo se pone muy cerca de la jaula.
"No sé si contarte o no, pero es
acerca de tu mujer y el cartero".
"¡¿Qué?!"
"Bueno, esta mañana, cuando llegó el cartero, tu mujer lo recibió
con un beso en la boca. Ella estaba vestida sólo con ropa interior".
"¿Y después qué pasó?"
"Después, el cartero
entró en la casa y empezó a acariciarla toda".
"¡Dios Santo! ¿Y qué más?"
"Después, le quitó las bragas y el
sostén. Se arrodilló y empezó a besarla por todas partes, empezando por los senos, lentamente, e iba bajando y bajando por
el ombligo y seguía y seguía..."
El ave se queda callada un buen rato.
"¿Y qué pasó? ¿Qué pasó? ¡Habla maldito
loro!", grita frenético el hombre.
"No sé, se me paró y me caí del palo". |
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